(Cortesía de MetroPR) -- A él le gusta la gasolina… Y, me consta, que hacer el bien también… A él y a su esposa, Mireddys González. Y, en todo el sentido de la palabra, han criado a tres hijos por el buen camino, como Dios manda, intentando que ni la fama ni el dinero jamás superen el valor de la familia. Nadie puede poner la mano en el fuego por nadie, pero, por lo que siempre he sabido, Raymond y Mireddys son gente buena, humilde que ha sabido lo que es sufrir y luchar en la vida, desde muy jóvenes.
Por eso, cuando escuché que el nombre de quien todos conocemos como Daddy Yankee estaba involucrado en el escándalo financiero internacional llamado papeles de Panamá, se me hizo difícil creer que formara parte de este esquema, porque siempre he dicho que la gente es como es para todo. Es raro encontrar a un gran ser humano que, a su vez, ande actuando en contra de la ley y el orden.
Dicho sea de paso, el hecho de que, inmediatamente su nombre saliera a la luz pública, él reaccionara negando cualquier vínculo con esta red mundial de compañías que se benefician de la legislación de los llamados paraísos fiscales me parece que muestra la transparencia de sus transacciones financieras. Igualmente lo hizo su abogado en la isla, el licenciado Edwin Prado.
Debo comentar que, en innumerables ocasiones, cientos de artistas alrededor del mundo entero se han visto involucrados o mencionados en escándalos con firmas legales o productoras en países donde sus representantes han subcontratado a estas empresas para la presentación allí de sus clientes. Pero, en realidad, los artistas nunca han tenido nada que ver con los manos manejos de esas compañías.
Por esto, quizás, y digo yo, en algún momento Daddy Yankee tuvo alguna relación con el bufete de abogados Mossack Fonseca, firma de origen panameño que, tras una investigación periodística sin precedentes, se supo que actúa a través de una red mundial proporcionando a sus clientes sociedades offshore, es decir, creando compañías que se benefician de la legislación de paraísos fiscales, como Suiza, Chipre, Singapur o las Islas Vírgenes Británicas, que les permiten así evadir impuestos y la regularización de su dinero.
Sobre Daddy Yankee, estoy clara de que tanto él como su esposa no son perfectos. Nadie lo es. Pero estoy clara de que ambos han procurado, gracias al fruto económico de sus trabajos, no tan solo el bienestar de sus hijos, sino el de mucha gente: familia, amigos y conocidos. Y no se trata únicamente de aquellos que han podido acercárseles pidiéndoles su ayuda, sino de la iniciativa de ambos para socorrer a quienes entienden lo han necesitado.
Y voy a mencionar un caso, pues la beneficiada lo hizo público en las redes sociales. Y, luego que lo hizo, me di a la tarea de averiguar más y así supe del gran corazón de la familia Ayala-González. Sucede que Mireddys supo de la gigantesca cuenta que tenía una conocida rescatista de animales que, debido a esto, se veía imposibilitada de continuar ayudando a más de los miles de angelitos que se encuentran en la calle, víctimas del maltrato y la indiferencia, en espera de una mano amiga que los libere de una muerte segura. Sin más ni menos, Mireddys canceló la astronómica deuda en la clínica veterinaria dándole la oportunidad a la rescatista de continuar, poco a poco, consiguiendo nuevas donaciones para seguir con su maravillosa obra.
Sin dudas, esto me tocó muy de cerca, pues, como muchos saben, soy eso que llaman animal lover en todo el sentido de la palabra y a mucha honra. Por ende, creo fielmente que quien protege a un animal, de la manera que sea, no necesita hacer nada más para demostrar que es un ser humano extraordinario y punto. Luego de eso, supe de muchos gestos más de los Ayala-González de los que no tengo permiso para narrar.
Pero no importa. Mi cariño, mis respetos, mi apoyo a Daddy y Mireddys.